4.10.08

Exorcismo de pudores

Evidentemente la vergüenza es algo muy personal. Por ejemplo, yo nunca sentiría vergüenza por no ser correspondida como cuenta Gaby. Seguramente estaría triste, o más probablemente resentida, destilando veneno hacia ese idiota que no me supo ver. Pero me parece que el solo hecho de confesar un desamor habla de mucha valentía. Muy por el contrario, yo me lleno de vergüenza cuando registro mis episodios de cobardía, esos que me llevan a mentirme a mí para negar lo que soy o a los demás para que crean que soy mejor a mi versión real. Acá van algunos ejemplos de mi inventario de bochornos íntimos:
1- Retomando el issue de Gaby, cuando es evidente que con un caballero no hay la reciprocidad deseada yo enciendo la maquinaria de los autoengaños y me convenzo de que me tiene miedo, que lo apabullo con mi carisma, que se siente poca cosa para mí. Pero lo más patético y avergonzante es un mecanismo que desarrollé de adolescente y no puedo abandonar. Se podría decir que directamente construyo una realidad paralela a mi medida. Pongo en random uno de esos CDs compilados de canciones no aptas para diabéticos de tan insoportablemente melosas o una de esas radios para tortolitos primaverales tipo Blue, y me digo a mi misma: "El próximo tema me lo dedica Fulanito". Pongamos que suena She de Elvis Costello y yo me aseguro tres minutos de romanticismo y satisfacción absoluta. Pensamiento mágico y onanismo emocional para egos marchitos. Tristísimo, ya sé.
2-Dentro de la segunda categoría de pudores, están los que me despiertan los engaños para con los demás. Es tétrico ver como me disfrazo de otra que supongo mejor que yo aun cuando los demás no me lo piden. Un ejemplo concreto: varias veces me sucedió de salir con muchachos de poco comer, característica que no comparto para nada. Entonces supongamos que estoy en una primera cita, y el chico se pide tres empanadas. Yo usualmente me como cinco o seis, pero como soy una lady y no quiero impresionarlo como una puerquita atracona, me pido dos. Cuando vuelvo a casa, asalto la heladera desesperada y me como media pizza fría del día anterior, un paquete de galletitas y para no sentirme tan pesada, un postrecito Ser. Vergüenza indigesta por el atracón.
3-Y por último, y para que vean que esto de la terapia aceitó en mí el mecanismo de la asociación, voy a hacer una confesión avergonzante vinculada al tema anterior: la rivalidad femenina. Ya expliqué que soy muy competitiva y que quiero toda la atención. El otro día, cuando ví que Gaby, aun con su bajo perfil tenía más comments que yo, me dio un ataque de envidia y me saqué un usuario alternativo para firmarme mis propios posts. No lo hice. Esta vez la vergüenza no me dejó.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahhh, pero se te soltó la cadena maal ¿Cómo te vas a sacar un usuario trucho para hacerte autobombo? Además de decírselo a Alicia, te vas de rodillas a Luján a pedir perdón ¿ehh? Así no vale...

PD: ok, por confesar zafaste de ir a Luján.

Anónimo dijo...

Impresionante. No me pasó nunca todo lo que contás en el post pero de verdad te felicito. Hay que ser muy valiente y tener una gran capacidad e inteligencia, no cualquiera lograría reconocer y mucho menos confesar abiertamente todo lo que acabo de leer.

Mel dijo...

Argh, como odio a los tipos de poco comer. Pero yo tambien haria tal cual lo que vos dijiste. Bah, intentaria. Despues de todo, mas alla de que el chico coma o no coma mas que yo, no hay nada peor que llegue el momento de sacarte la remera y tengas una panza de 6 meses no? (me ha pasado)

Mariana dijo...

Nos parecemos en algunas cosas. Yo pienso que cuando sacamos ese superyo es porque necesitamos sentirnos seguras para poder seguir remando, es como la bateria que tiene el puto celular cuando suena a las 6.30am con el despertador y se suponia que se habia quedado sin bateria. Una vez retomada la autoconfianza podemos volver a intentar lo que queremos ser.
Pero a la vez, soy conciente de mis defectos fisicos. A veces me pasa que converso con amigos y digo abiertamente que tal vez a tal o cual persona puedo no gustarle por no ser rubia y modelo, y ahi mismo saltan los levantanimos. No es necesario muchachos, yo me acepte, no necesito quererme, acepto no gustarle al resto. Hay gente que no entiende eso.
Lo que no te permito es lo del otro usuario jajaja. Es patetico.
Es mas, hice un post sobre los comentarios en mi blog.

Mariana dijo...

fe de erratas: donde dice "no necesito quererme" quise decir: No necesito que me reanimen.

Anónimo dijo...

Leí tu post y el de Gaby, y creo que el de ella tiene más comentarios porque destila un aire de desprotección, lo que despierta la ternura de muchos. Hasta me dieron ganas de animarla o consolarla. El tuyo es un poquito más canchero, y a los cancheros mejor no agrandarlos, ¿viste?, porque si no se pasan de listos. Besos.

Paul Boyle Mariotte.-

Natalia dijo...

Fer:
ooops! I did it again! Cada vez escucho más seguido eso de que se me soltó la cadena. Jaaa

Marichu:
ejem! sí, después de publicar pensé: "creo que cometí un sincericidio". Too late.

LM: totalmente. la próxima q me quieran presentar a alguien, nada de consultar la edad, el color de ojos, la estatura y esas nimiedades. "cuántas empanadas se clava en una cena?". Ese es el quid de la cuestión.

Mariana y anónimo:
veo que lo del otro usuario impresionó mal a todos... voy a tener q inventar un cuento para desmentirlo ahora. a ver si mi imagen me queda fuera de control. jaaaaaaaa

Nicolás dijo...

Publicaste cosas ahí que muchas personas podrían llevarse a la tumba sin escrúpulo. De esa clase de apertura suelen salir cosas buenas, me gustó el post.

Louve de France dijo...

jajaja lo del otro usuario estuvo bueno.

Me sono como a Dr. Keryll y Mr. Hyde.
Natalia y su alter ego perverso!

Pipa Hidraulica dijo...

Yo te dedico Fairly Right, de Elvis Costello con Bajofondo Tango Club