20.9.08

Audaz se eleva

Chicas, la verdad es que yo no sé mascotas (hasta los diez años tuve una tortuga pero la regalé cuando me dijeron que las propietarias de esos bicharros se quedan solteras) ni mucho menos de computadoras. Pero retomando el post de Gaby, yo sí quiero una manual de instrucciones URGENTE! para entender a las personas, más especificamente al sexo opuesto. He aquí los sucesos que provocaron mis desconcierto absoluto. Para los escépticos, esos que criticaron mi estrategia de levante con el librero, les cuento que sí, que el muchacho llamó nomás. Sacó turno y se presentó en tiempo y forma en su sesión de masaje descontracturante. Yo había preparado el escenario como es habitual. Velita de vainilla, música relajante, la estufita eléctrica encendida. Todo estaba previsto para que al susodicho relajara sus cinco sentidos y no la pasara mal. (Vale aclarar que en exactas condiciones recibo a todos toditos mis pacientes). Su arribo fue correcto, ordenado. Algún intercambio verbal sobre la zona donde vivo, algún comentario sobre la deco de mi hogar, un breve diálogo sobre las molestias que lo aquejan. El asunto no era del todo relajado, pero el librero nunca se caracterizó por su facilidad para hablar. Como le sugiero siempre a mis pacientes, le dije que mientras yo resolvía otras cuestiones, se quitara la ropa, se recostara boca arriba y se tapara con una sábana prolijamente doblada sobre la camilla. Se supone que al paciente le da pudor sacarse la ropa delante del masajista, así que en la escuela nos entrenan para reproducir en cada sesión este ritual. A los cinco minutos el muchacho ya estaba en mis manos. Como siempre empecé por las plantas de los pies. No sé si saben que los pies hablan de las personas. Basta con ver un dedo gordo para detectar si uno tiene conflictos con la mamá o el papá, dificultades en los riñones o en la vesícula biliar. El diagnóstico era cantado: el librero es un muchacho estresado, sufre dolores de cabeza recurrentes y su aparato digestivo es una máquina de somatizar. Satisfecha con mi lectura avancé por las piernas. Supongo que no hace falta aclarar que mi enfoque fue absolutamente profesional. Fui combinando técnicas de masaje californiano y shiatsu, convencida de que así iba a conseguir que el flujo de energía de su cuerpo se iba a armonizar. Lo que registré después no me escandalizó, ni me resultó ninguna novedad. Es relativamente frecuente cuando una atiende varones que asome enhiesta una erección. Involuntaria, incómoda e inevitable, la repentina aparición estelar genera todo tipo de inquietudes en el paciente y a veces también en el profesional. Pero qué se hace en esos casos? Qué indica el manual? Muchas veces los susodichos actúan como si nada hubiera sucedido. Maravilloso, no hay mucho de que hablar. Otras hacen algún comentario gracioso, como para salir del paso. También ahí me manejo bien con mis remates ingeniosos, soy la masajista canchera, incapaz de naufragar en las aguas del pudor sexual. Pero algunas otras, los muchachos se muestran visiblemente incómodos, y se los tranquiliza explicandoles que es algo normal, que pasa seguido, que no ofende a nadie, que es natural. Intenté con cada una de esas líneas, sin embargo no hubo caso, mi librero pudoroso no entró en razones, sonrojado como una adolescente casta y virgen, se incorporó y empezó a vestirse. Para colmo se le caían las cosas, se puso torpe y ni siquiera me podía mirar. Yo, incomodísima ensayaba nuevos argumentos que lo pudieran tranquilizar, eso lo ponía peor, lo aceleraba más. Se fue dando un portazo, con el sueter escote en V puesto al revés y cara de susto total. Y yo me quedé sola, abrumada por el desconcierto. ¿Este chico estará poseído por una Carmelita descalza o simplemente es un aparato difícil de clasificar? ¿Será que la impudicia se apoderó de mí y me distorsionó el sentido de la moral sexual? En fin, insólito. Consiguió que la pasara mal.

16 comentarios:

Fran dijo...

Yo hace dos semanas que vengo con dolores y estaba analizando la posibilidad de ir a un masajista pero con estas confesiones debo confesar que me apichoné.
Muy bueno el blog , saludos ^^

Clara Sheller dijo...

Llegué de casualidad. Muy femeninamente interesante todo por acá.
Vi un comentario de Violeta en otro blog y dijo algo de unas traducciones. Yo también soy traductora y me gustaría ponerme en contacto. Acá mis datos.

MALiZiA dijo...

Natalia,qué momento, es que los hombres tienen eso, no pueden disimular una excitación. Suelo darme masajes, con frecuencia, y me he dado con masajistas hombres y mujeres, y sólo una vez, me sentí excitada y fue con una mujer. No sé qué me paso esa vez, fue raro, y por suerte, a mi no se me notó, (eso pienso yo).
Ese librero debe ser muy tímido, pobrecito.
Me encanta el blog!
Hasta prontito.

Celeste dijo...

Hola Natalia, buen post!
Imagino que al hablar de tu trabajo los hombres empiezan a incomodarse o a hacer comentarios inadecuados, no?
Debe ser muy turbador que se note la excitación cuando no es conveniente, por suerte las mujeres somos menos explícitas.
Pobres ellos.
Saludos!

Duncan de Gross dijo...

Muy bueno el post!!, jeje, no pude evitar sonreirme...

Natalia dijo...

Fran,
no se apichone, Fran. O se me va a venir todo el gremio encima! :-s

Clara, gracias por la buena onda.

Mali, gracias por venir! Te sigo desde hace muuuucho. Tu sabes!!!

Celeste, siiiiiiiii! Todo el tiempo hacen comentarios.... Por eso me gusta los tímidos. A los que yo puedo abordar. Pero con este se me fue la mano. Lo voy a consultar con Alice, pero raya la fobia ya...

Duncan, ahora q pasaron unos días también yo sonrío. Pero en el momento no le vi el costado gracioso ni por casualidad...

Llanura Pampeana dijo...

Buenas. La verdad que muy lindo el blog. Así que he de volver.

¡Saludos y feliz primavera!

Jana dijo...

Pobre del muchacho ha de haber pasado muy mal momento imaginate el que iba por un masaje y sali peor de estresado jejej.

saluditos!

Capitan de su calle dijo...

bueno hay gente que vive la sexualidad y la desnudez con pudores distintos. Segun lo que leo estuviste mas que correcta.
Considerá la opcion de "Posecion de carmelita descalza".
O solo es pudor de un tipo poco acostumbrado a los contactos corporales de esta clase.

Me guto tu blog. Andare por aqui.

Saludos.

wallychoo dijo...

Excelente Post, me encanta la claridad en tu escritura, a todos nos pasa lo de la ereccion, por lo general te da verguenzita pero me imagino que "este" paciente tiene algo personal que resolver y te puedo asegurar que lo generas vos, ponete contenta, mira el vaso medio lleno...

Abrazo sonrisa y beso

Cajetilla dijo...

Hola Natalia. Lo que mas me sorprendio de todo, es que tenga tan entrenada la capacidad de diagnosticar, digamos, a una persona por el dedo gordo del pie. Es maravilloso! Digame, lo utiliza en todas las ocasiones?
En verano debe ser el mejor moemento para conocer gente no?
Encantador su post!
Saludos

Anónimo dijo...

Hola Natalia, si la idea del post, además de relatar la situación con el librero era promocionar tus servicios profesionales, te cuento que lo conseguiste con creces!!! Velita, camilla, estufa, masajes de varias procedencias... con diagnóstico psicológico incluído!!! Quiero eso, ya te pedí los datos, pero me seguís ignorando...
Besos!

Natalia dijo...

Llanura,
gracias por los elogios y esperamos su pronta visita!!!

Jane, sí me preocupa un poco. Me dan ganas de pasar por la librería. Supongo que Alice recomendaría que calme mi impulsividad.

Pablo, considero todo pero es tan lejano a mí que me cuesta entender. Debe ser eso. Gracias por pasar!!!


Wallyzz, el vaso lleno lo veo, lástima que su timidez me impide beber de él. Jaaaa

Cajetilla, por supuesto!!!! Las Havaianas, las sandalias... Son todas aliadas de mi interacción social. Jaaa...

Panza, veo que sos un auténtico taurino. a- por lo hedonista y proclive a los placeres sensuales.
b- por lo insistenteeeeee! ;-)

Anónimo dijo...

Nati, al principio estaba sorprendidísimo por tu revelación sobre mi signo astral, sobre todo xq todavía no habías conocido mi dedo gordo que tantos secretos te revela, pero después me acordé que te lo había dicho yo.
Soy insistente y vos desconfiada, porque seguís sin escribirme o pasarme tus datos para recibir esos masajes.
Besos.

PD: sigo insistiendo, pero sólo por cuestiones profesionales. Necesito descontracturar con urgencia.

Anónimo dijo...

Que situación bizarra!

nachingal dijo...

muy buena historia
ajajaj si realmente lo querías, en el momento tendrías q haberte puesto a la altura de el y contar algo q te deje "en verguenza" para q el no se sienta mal.
o sea
: "te lo hice a propósito xq te querâ dar" o algo asi, vos sos mujer, asiq seguro hubieras encontrado algo mas sutil.

asi el sse hubiera sentido menos solo.

saludos, buen blog